GABRIEL GARCIA MARQUEZ
Gabriel García Márquez nace el 6 de marzo de 1928, en Aracataca, un pueblo de la costa atlántica colombiana. "Gabo" asi lo llamavan, fue el mayor de una familia numerosa de doce hermanos, que podríamos considerar de clase media: Gabriel Eligio García, su padre, fue uno de los numerosos inmigrantes que, con la “fiebre del banano”, llegaron a Aracataca en el primer decenio del siglo XX.Su madre, Luisa Santiaga Márquez, pertenecia, a una familias eminentes del lugar: era hija del coronel Nicolás Márquez y de Tranquilina Iguarán, que nunca les gustaron los amores de su hija al enamorarse de la "hojarasca" (inmigrantes).Por eso, cuando tras vencer múltiples dificultades, Gabriel Eligio y Luisa Santiaga consiguieron casarse, se alejaron de la familia y se instalaron en Riohacha.Al nacer su primer nieto, sus padres convencieron a Luisa Santiaga de que diera a luz en Aracataca. Poco después Gabriel Eligio y Luisa Santiaga regresaron a Riohacha, pero el niño se quedó con sus abuelos hasta los 8 años de edad, murió el abuelo, al que García Márquez consideró siempre “la figura más importante de mi vida”.
De esos primeros ocho años de “infancia prodigiosa” surge lo esencial del universo narrativo y mítico de García Márquez, Lo que sí es cierto es que los recuerdos de su familia y de su infancia, el abuelo como prototipo del patriarca familiar, la abuela como modelo de las “mamas grandes” civilizadoras, la vivacidad del lenguaje campesino, la natural convivencia con lo mágico... aparecerán, transfigurados por la ficción, en muchas de sus obras ( La hojarasca, Cien años de soledad, El amor en los tiempos del cólera ...) y el mundo caribeño, desmesurado y fantasmal de Aracataca se transformará en Macondo, que en realidad era el nombre de una de las muchas fincas bananeras del lugar y que según unos alude “a un árbol que no sirve pa un carajo” y según otros “a una milagrosa planta capaz de cicatrizar heridas”.
Como el propio novelista explica: “Quise dejar constancia poética del mundo de mi infancia, que transcurrió en un casa grande, muy triste, con una hermana que comía tierra y una abuela que adivinaba el porvenir, y numerosos parientes de nombres iguales que nunca hicieron mucha distinción entre la felicidad y la demencia”.
Las circunstancias biográficas de García Márquez con algunos elementos de Cien años de soledad resulta evidente. Veamos algunos:
Su abuelo, como José Arcadio Buendía, fue uno de los fundadores de Aracataca.
En la novela se nos cuenta que José Arcadio, abandona su pueblo al verse continuamente hostigado por el fantasma de Prudencio Aguilar, al que se vio obligado a matar por un problema de honor.
Úrsula Iguarán se inspira en la abuela Tranquilina – que no sólo presta su apellido a Úrsula, si no que, al igual que el personaje, murió ciega y loca.
En 1936 tras vivir un breve tiempo con sus padres en Sucre –donde Garbriel Eligio regentaba una farmacia- lo envían a estudiar bachillerato a diferentes internados: primero en Barranquilla,durante más tiempo, en Zipaquirá, lugar del que guarda recuerdos sombríos y dolorosos y donde, paralizado por la nostalgia de Aracataca, nunca llegó a integrarse. De ese periodo y de ese lugar cuenta García Márquez: “Zipaquirá era una ciudad fría, con techos de teja desagastada, y el colegio, un gran internado donde vivíamos doscientos trescientos niños... Los sábados y los domingos había salida, pero yo no me movía del edificio porque no quería enfrentarme con la tristeza y el frío del pueblo. Durante esos años pasé encerrado la totalidad de las horas libres despachando libros de Julio Verne y Emilio Salgari”.
En 1947, García Márquez se instala en Bogotá y empieza a estudiar derecho. Sus impresiones de Bogotá no son mejores que las de Zipaquirá.También es remarcable que García Márquez participase, como otros muchos estudiantes, en las manifestaciones surgidas a raíz del “bogotazo”: el asesinato en 1948 de Jorge Eliecer Gaitán, político progresista aspirante a la presidencia de la república. El asesinato de Gaitán desencadena una escalofriante y larga oleada de violencia (casi trescientos mil muertos entre 1948 y 1962) que tendrá su reflejo en la literatura de García Márquez y de otros escritores, como Fernando Garrido y Álvaro Mutis, hasta el punto de que la narativa colombiana de estas décadas ha sido designada como “literatura de la violencia”.
García Márquez abandona los estudios de Derecho: en un viaje a Barranquilla conoce a un grupo de periodistas que le fascinan y decide instalarse allí.
Gabo se integra en el llamado “Grupo de Barranquilla”, que se reúne en el “Café Happy” y el “Café Colombia”. Miembros del “Grupo de Barranquilla” son: Germán Vargas, Álvaro Cepeda y Alfonso Fuenmayor, periodista de “El Heraldo” de gran formación intelectual, al que García Márquez le debe el descubrimiento de los autores que más tarde se convertirán en sus modelos literarios.
En Barranquilla, García Márquez conocerá a Mercedes Barcha.
En 1954, convencido por Álvaro Mutis, García Márquez regresa a Bogotá. Allí, de nuevo para El Espectador, trabaja como reportero y crítico de cine. Ese periodo de apasionada dedicación al periodismo, dejará posteriormente huella en su literatura. Obras narrativas publicadas, Relato de un náufrago (1955), Crónica de una muerte anunciada (1981), Noticia de un secuestro (1997).
En 1955, García Márquez va por primera vez a Europa como corresponsal de El Espectador.El que tenía que ser un breve viaje para alejarlo de las iras gubernamentales desencadenadas por la publicación de El relato de un náufrago, se convierte en una estancia de más de cuatro años: Ginebra, Roma –donde, además de cubrir la información de la enfremedad de Pío XII, se matricula en el “Centro Sperimentale de Cinematografía”- y finalmente París. Al poco de llegar a Francia, recibe la noticia de que El Espectador había sido clausurado y un cheque para el pasaje de regreso. Pero García Márquez, que había decidido seriamente ser escritor.Afrontando grandes penalidades económicas.
En un viaje relámpago a Barranquilla, se casa con su novia Mercedes Barcha, con la que pronto tiene dos hijos, Rodrigo (que nació en Bogotá en 1959) y Gonzalo (que nacería en México tres años más tarde).
En 1960, tras el triunfo de la Revolución Cubana, vive seis meses en la Habana, trabajando para Prensa Latina.
En 1961 se instala en Nueva York como corresponsal de Prensa Latina. Se trata de un trabajo apasionante –por fin García Márquez dispone de un sueldo fijo y puede ejercer el periodismo con plena independencia. Es el momento más álgido de la campaña anticastrista y las continuas amenazas de la CIA y de los exiliados cubanos le hacen temer por la seguridad de su familia.
García Márquez decide establecerse en México, y probar suerte con la tercera de sus aficiones: el cine. Pero antes de abandonar Estados Unidos, recorre el sur de su admirado Faulkner. De ese viaje, que emprende sin apenas dinero, escribirá: “Son veinte días de ruta infernal por carreteras marginales, ardientes y tristes...Son veinte días de carretera, alimentándonos con leche malteada, con hamburguesas, conociendo en Atlanta un áspero rostro de los Estados Unidos (no querían recibirnos en los hoteles porque creían que éramos mexicanos) y leyendo, en otro pueblo del Sur, un letrero que decía:
Cuando descubre que es muy difícil abrirse camino en el mundo del cine, se encarga, aunque sin escribir una sola línea, de larebista a la que tiene encargada el trabajo.
A partir de 1963, García Márquez consigue por fin trabajar como guionista. Su primer guión, El gallo de oro, lo escribe en colaboración con Carlos Fuentes a partir de un cuento de Juan Rulfo
Sin esa convicción, tal vez García Márquez no hubiera superado nunca ese periodo de sequía literaria (de 1961 a 1965 no escribió ni una sola línea de creación), consecuencia de un íntimo “sentimiento de fracaso” respecto a la obra que había escrito hasta ese momento. Así lo describe el crítico Emir Rodríguez Monegal en 1964: “Entonces García Márquez era un hombre torturado, un habitante del infierno más exquisito: el de la esterilidad literaria”.
Gabo escapa de ese “infierno” con la escritura de la que, seguramente, es la más importante de sus obras: Cien años de soledad (1967).
Inesperadamente para el coche y le dice a Mercedes: “¡Encontré el tono! ¡Voy a narrar la historia con la misma cara de palo con que mi abuela me contaba sus historias fantásticas, partiendo de aquella tarde en que el niño es llevado por su padre a conocer el hielo!.
García Márquez decide encerrarse a escribir su novela de Macondo y los Buendía. Logra reunir cinco mil dolares (los ahorros de la familia, las ayudas de sus amigos, especialmente de Álvaro Mutis) y le dice a Mercedes que mientras tarde en escribir su novela se ocupe de todo y no lo moleste bajo ningún concepto. En el tiempo transcurrido, cuando sale de su trabajo se ve envuelto en muchas deudas.
Cien años de soledad aparece en junio de 1967. El éxito es fulminante: en pocos días se agota la primera edición y en tres años se venden más de medio millón de ejemplares.
De 1968 a 1974 vive en Barcelona: quiere alejarse –aunque inútilmente- de la persecución cada vez más agobiante de la fama.(aquí se viven los últimos años del franquismo).
En 1975 aparece por fin El otoño del patriarca, que, escrita según la técnica del monólogo múltiple.
Entre Cien años de soledad (1967) y El otoño del patriarca (1975) escribe algunos cuentos y un guión de cine, a partir de un episodio desgajado de Cien años de soledad, que finalmente se convierte en una novela breve: La increíble y triste historia de la cándida Eréndida y de su abuela desalmada (1972).
Desde 1974, García Márquez alterna su residencia entre México, Cartagena de Indias, La Habana y París. Desde esos años, estrecha lazos de amistad con mandatarios de tendencia progresista (Fidel Castro, Torrijos, Carlos Andrés Pérez , los sandinistas, últimamente, Hugo Chávez...), se convierte en embajador extraoficial del continente, lucha activamente en defensa de los derechos humanos...
En 1981 escribe Crónica de una muerte anunciada, novelando unos hechos reales acaecidos en Sucre durante su juventud y asumiendo por primera vez el papel de narrador.
Ese mismo año, en pleno lanzamiento de Crónica de una muerte anunciada, el gobierno conservador lo acusa de financiar al grupo guerrillero M-19. García Márquez se ve obligado a pedir asilo político en la embajada mexicana y abandona Bogotá en medio de un gran escándalo. Meses después, ya en 1982, le conceden el Premio Nobel de literatura.
En la ceremonia del Nobel.Su discurso de agradecimiento es un canto de amor a América Latina. Entre otras cosas dijo:
Concluyó formulando un deseo: el de “una nueva y arrasadora utopía de la vida, donde nadie pueda decidir por otros hasta la forma de morir, donde de veras sea cierto el amor y sea posible la felicidad, y donde las estirpes condenadas a cien años de soledad tengan por fin y para siempre una segunda oportunidad sobre la tierra”.“Me atrevo a pensar que es esta realidad descomunal, y no sólo su expresión literaria, la que este año ha merecido la atención de la Academia Sueca de la Letras. Todas las criaturas de aquella realidad desaforada hemos tenido que pedirle muy poco a la imaginación porque el desafío mayor para nosotros ha sido la insuficiencia de los recursos convencionales para hacer creíbles nuestra vida. Éste es el nudo de nuestra soledad”.
Con parte de los 157 mil dolares que gana con el Nobel, decide “fundar un diario en Colombia con periodistas menores de treinta años.Un diario destinado a exaltar los valores fundamentales del hombre, sin banderías”. En homenaje a un cuento de Borges decide llamar al periódico El otro, aludiendo con ello a su “otra” vocación y personalidad.
Involucra en el proyecto a dos de sus grandes amigos: a Rodolfo Terragno, fundador de El diario de Caracas y el novelista argentino Tomás Eloy Martínez. El proyecto, sin embargo, morirá antes de nacer, como dice García Márquez, “asfixiado por la literatura”.
En 1986 cumple una vieja deuda con la tercera de sus pasiones: promueve la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano y funda -con la ayuda del director argentino Fernando Birri, al que conocía desde sus años en Italia- la Escuela de cine de San Antonio de los Baños, en Cuba.
En Cómo se cuenta un cuento (1995) relata una de las experiencias del taller de guión: inventar una historia que pueda ser contada en formato de media hora. El guión “Me alquilo para soñar” -que primero fue uno de los doce Cuentos peregrinos (1992)- es uno de los frutos de ese taller de guión, que fruto del trabajo conjunto de García Máqrquez, el cineasta brasileño Doc Comparato y diez jóvenes enamorados del cine y de la literatura.
En 1989 escribe El general en su laberinto, una nueva novela histórica donde cuenta el camino hacia la muerte de Simón Bolívar a los 47 años, por el río Magdalena de su infancia.Aunque ya no lo necesita económicamente, García Márquez se ha impuesto la disciplina, “para mantener el brazo caliente”, de escribir, entre novela y novela, un artículo semanal que publica en diferentes periódicos. Una selección de estos artículos que, hablan de sus impresiones y recuerdos de las diferentes ciudades europeas en las que vivió, las recoge en Notas de prensa (1991), obra que se convierte así en una especie de memorias noveladas de sus años en Europa.
En 1992 escribe Doce cuentos peregrinos. Según el propio autor se trata de : “una colección de cuentos cortos, basados en hechos periodísticos, pero redimidos de su condición mortal por las astucias de la poesía”. Muchos de ellos, antes de ser finalmente cuentos, fueron historias escritas con otros fines: cinco fueron notas periodísticas; otros cinco, guiones de cine y uno, un serial de televisión.
En 1994 publica su última novela, Del amor y otros demonios , una novela ambientada en la Cartagena de Indias del siglo XVIII, que cuenta los amores imposibles entre un cura de treinta años y una marquesita criolla de doce, a la que debía exorcizar.
En 1996 publica Noticia de un secuestro, un reportaje novelado de un secuestro colectivo, de diez personas (ocho de ellas periodistas), a manos de la banda de narcotraficantes de Pablo Escobar. García Márquez, que trabajó duramente en este libro tres años, definió “esta tarea otoñal como la más difícil y triste de mi vida” y como “una experiencia humana desgarradora e inolvidable”.
Actualmente se dice que trabaja en sus memorias (que posiblemente se llamarán Vivir para contarlo) y en tres novelas. Una de ellas cuenta la historia de un hombre que morirá al escribir la última frase. García Márquez tiene la extraña sensación de que puede ocurrirle lo mismo que a su personaje. Tal vez por ello, la novela avanza lentamente...